Un adecuado conocimiento, inventariado, valoración y divulgación del Patrimonio natural y cultural facilitará la progresiva CONCIENCIACIÓN Y COMPROMISO DE LA SOCIEDAD CIVIL que será más consciente de su propia identidad y pasará a liderar y apropiarse de las actuaciones precisas para la defensa, conservación y recuperación de un legado que de otra manera quedaría abocado al olvido, contribuyendo así, de manera eficaz y eficiente, al desarrollo local y a la generación de espacios de encuentro para los ciudadanos.
Se hace precisa la búsqueda y experimentación de nuevas estrategias y tecnologías que permitan implicar al sector empresarial y privado, de forma responsable, en la gestión, protección, explotación y salvaguarda del Patrimonio natural y cultural. Ello supondrá, en muchos casos, replantear las experiencias en torno al uso y disfrute del Patrimonio en sus diversas manifestaciones con el fin de alcanzar la SOSTENIBILIDAD FINANCIERA DEL PATRIMONIO, y posibilitar así el rescate de otra enorme cantidad de Patrimonio que poco a poco va desapareciendo víctima de la dejadez y la falta de medios.
El elemento determinante para que el COMPROMISO DE LA SOCIEDAD CIVIL y la SOSTENIBILIDAD FINANCIERA sean una realidad, lo constituye el TURISMO PATRIMONIAL. Una de las necesidades más acuciantes de la sociedad actual es la de salir y descubrir el mundo más allá de los Smartphone, ordenadores y televisiones. Se trata de hacer un buen uso del ocio, volviendo a conectar a las personas con los lugares especiales y el legado de sus antepasados, involucrándolas desde la infancia, en la lucha por la belleza. Se antoja imprescindible, por tanto, adaptar el turismo a las necesidades reales de las personas, mediante el descubrimiento de los deseos latentes y la reapropiación de la naturaleza y de la historia, a partir de las historias de las personas y no al revés, a través de grandes agencias de viajes que limitan los paquetes turísticos a lugares icónicos cada día más impersonales y masificados.
Falta el conocimiento, en especial para los jóvenes, de los contextos que les permitan clasificar y aprecian cualquier bien, mediante la comprensión del sentido natural e histórico. No hay que aburrir proporcionando de inicio demasiada información, sino que hay que dosificarla y difundirla, como lo hace una novela, en la que todo surge poco a poco, en el momento adecuado, y muchas cosas sorprenden cuando finalmente son reveladas.